Voy a comenzar este post haciéndote una pregunta ¿Cómo van tus propósitos de Año Nuevo? El 1 de enero, el comienzo del año, suele ser una fecha de ilusiones, propósitos, ganas de cambiar, de poner en marcha “lo que está en nuestra cabeza” y que nunca hacemos, de soltar aquello que ya no queremos en nuestra vida, de dejar lo que no nos gusta, de soltar lo que nos gusta pero no nos hace bien, de planear ir al gimnasio, dejar de fumar, cambiar de trabajo y cosas similares.
¿Qué hay de la motivación y energía con la que comenzaste esos propósitos? ¿Sigue en ti? ¿Estás a tope? ¿Te vas deshinchando? ¿O incluso ya has tirado la toalla?
Cuando funcionamos por motivación, ésta, es muy volátil, cambia en función de mis estados emocionales, de mis deseos, de lo que quiero en un momento puntal, cambia en función de los resultados que obtengo de fuera, en función de las circunstancias… Si hoy estoy bien, me levanto bien, estoy motivado y a por todas!! Sí, sí y sí.
Si hoy me levanto mal, si los resultados no son lo que quiero rápido, ya y aquí y ahora, si veo que no avanzo, dejo de estar motivado y me digo: “ya si eso mañana sigo. Mañana sí, sí, pero solo por hoy, lo dejo, por una día…, no pasa nada…”.
¿Y mañana? ¿Qué pasará? ¿Qué haré? ¿Estaré lo suficientemente motivado para actuar? ¿Confabularán los astros para que todo fluya bien? ¿Cuáles serán las circunstancias que me rodeen? ¿Soplará el viento a mi favor?
La clave para lograr cambios profundos, para conseguir y mantener propósitos no está en la motivación, está en el COMPROMISO. El compromiso, esa decisión íntima y personal de comprometerme con lo que quiero y poner toda mi energía en la tarea.
¿No te ha pasado alguna vez que un día de pronto “decides algo”, consciente e inconscientemente y nunca más vuelves a lo de atrás, a lo anterior, a lo que hacías antes? Eso es porque realmente te has comprometido y porque has decidido desde lo más profundo de ti que así sea, es porque realmente lo quieres y porque no sólo es una decisión “mental”, un “debería”, un “tengo que”, un “me han dicho que es bueno”, un me “vendría bien”. El compromiso viene de algo más profundo, de una conexión real contigo mismo y un deseo de cuidarte, crecer y avanzar.
Haz que hoy sea “1 de enero”, mantente en silencio, obsérvate, escúchate, ten un contacto real con lo que eres, y desde ahí, proponte, proponte y comprométete con lo que tu ser realmente anhele… Una decisión tomada desde ahí, no tiene vuelta atrás J.
¡A por todas GUERRERO! La PASIÓN siempre gana la partida a las excusas.