¿Lo has estado alguna vez? ¿Lo estás ahora?  Con este enamórate  no me refiero al clásico «enamoramiento», no me refiero al «chute hormonal», a esa «enfermedad mental» que aparece de repente, muchas veces sin saber por qué y sin explicación alguna, no me refiero a esas maripositas en tu estómago, a esa emoción e ilusión que te activa alguien. Un príncipe o princesa del que piensas que te completa, que te da esperanza, del que piensas que es el hombre o la mujer de tu vida y con el/la que por fin vas a ser feliz. Esa media naranja que llevabas esperando mucho tiempo y con la que te convertirás en naranja completa.
Las personas nos enamoramos de otros, de su belleza física, de su personalidad, de las expectativas sobre el otro, del carácter…y también nos enamoramos del dinero, de cierta posición social, de nuestras comodidades, de lo seguro, de los títulos, del poder….
Parece que tiene que haber un objeto para que exista ese amor, un algo externo a lo que poder amar. Pero esto… es tan frágil, tan efímero, tan volátil, tan escurridizo…
En cuanto aquel objeto en el que deposito mi amor desaparece o cambia o ya no es como yo espero, bye, bye enamoramiento. Me desencanto y vuelvo a sufrir.
Pero estamos de suerte porque existe otro tipo de amor, otro tipo de enamoramiento, que quizá nombrarlo con esta palabra no sea lo más acertado por todas las «connotaciones» que lleva implícitas.
Es la plenitud, la alegría de vivir, el sentimiento de confianza y entrega a la vida, la dicha, el gozo de ser y estar. Simplemente eso… ser… estar… ser… estar… ser… estar….
SE. Sólo SE. Enamórate de ti, de todo tu ser, tu esencia. Enamórate de la vida. Enamórate de tu existencia. Siéntete pleno y lleno de vida. Gozoso por estar aquí y ahora. ERES. ESTÁS. Respira, respira y siente la vida que eres. VIVE.
Se una naranja completa que puede escoger a otra naranja completa para caminar juntos.
Ama. Ama. Ama. Enamórate de la vida que hay ti.
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